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NUEVAS COLUMNAS

Apreciados Amigos

Después de una temporada en la academia, vuelvo a las columnas periodísticas. Lo hago sólo para compartirlas con ustedes. Esta vez, serán publicadas en Neiva y en Barranquilla. Sin embargo, aparecerán en esta página como puente que aún está vigente: el puente de la amistad.

 

La comunicación surge como un acto de rebelión en una sociedad que construye incomunicación con los excesos de información y escándalos. Hemos caído en la trampa de creer únicamente en lo que vemos y oímos. No nos percatamos que vemos y oímos de lo forma en que ellos quieren que oigamos y veamos.

Los grandes relatos de la historia occidental se desplomaron: el cristianismo, el racionalismo, el marxismo, el liberalismo. Nos toca ejercer la libertad y la lucidez para encontrar un destino más humano. Ese es el único criterio para escribir las columnas-

Un abrazo

Guebely

 

EL COMENTARIO DE ELÍAS

Jorge Guebely

Sabiduría del abuelo

 

De conocimientos y sabiduría está poblada la novela, “Tizones de Viernes Santo”, escrita por Fernando Calderón España. Voz del abuelo Emigdio, a quien el autor concede la palabra para narrar vicisitudes llenas de información social y reflexiones sabias. Con tres personajes principales: Pastor, colombiano de origen español; Lucía, compañera de origen indígena, y Pastorcito, hijo; recorre parte de la Colombia social del siglo xx.

 

Narra una leyenda popular, construida sobre la imagen de una montaña, origen del título. Discurre con leguaje limpio, correcto, sin pretensiones ni artilugios literarios; únicamente con el compromiso de hilvanar el relato con pulcritud lingüística para todo público. La grandeza de lo simple.

 

Se proyecta de abajo hacia arriba, desde sectores sociales excluidos a los incluidos, desde la periferia hacia el centro. Sus personajes atraviesan situaciones sociales de la historia colombiana: abandono de la periferia, advenimiento de la educación universitaria, derecho al voto femenino, diferencias entre elites terratenientes y clases populares, enriquecimiento de las minorías y apabullante empobrecimiento de las mayorías por cuenta de político liberales y conservadores… La gran tragedia social de Colombia.

 

A la pobreza, la considera: “… un espectro de luz y sombra: nadie puede verla desde adentro en la penumbra ni desde afuera porque enceguece a quien la observa.” Devela su deshumanización: “Con los años, la pobreza se transformó en estadística”. Sin proponérselo, el abuelo ilustra el dificultoso paso de la premodernidad a la maltrecha modernidad nacional.

 

Pero una lectura atenta permite descubrir la maravilla de un abuelo sabio. Su personaje principal, Pastor, prefería, aún en Semana Santa, la introspección en vez del arrepentimiento. Quizás, la primera le aclaraba la intimidad humana; la segunda, se la oscurecía más.

 

Múltiples las manifestaciones de sabiduría a lo largo de la novela. Según el abuelo, al ser humano lo transporta una necesidad de intenciones, una permanente exploración. “Esa intención lo lleva a buscar la razón de ser desde lo ignorado hasta lo sabido”. Justo, lo que le abre las puertas a dimensiones trascendentales, emocionales, místicas.

 

Tal vez, el abuelo Emigdio como su autor sabían la importancia de narrar leyendas para llegar a las tinieblas del corazón en cada persona. Poderosa aventura para despejar esta enigmática ecuación llamada ser humano.

 

Razón tenía Isabel Allende en su novela “La casa de los espíritus” cuando afirmaba: "Los abuelos son los que nos enseñan a vivir y a morir con dignidad.". Solo el conocimiento sabio libera de las etiquetas mortales y proporciona claves para vivir sabiamente como seres humanos. El relato del abuelo Emigdio es un buen ejemplo.

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